El zoom desplegado y mostrando descaradamente sus «partes sensibles»
Eduardo parra prueba a fondo el zoom tele Canon pone al día el tele zoom EF 100-400 mm f4.5-5.6 EF L IS II USM y nos cuenta sus impresiones.
Las adereza con unas cuantas muestras y se la menta de no haber tenido a mano un EF 70-22F2,8L II IS para poder comparar. Yo también, también me lamento.
La cámara con la que se ha hecho la prueba es la EOS 1D-X.
Y ya está. Aquí la podréis ver al completo.
Y ahora la pregunta tonta: ante la magnitud de la imagen ilustrativa no me resisto a plantear esta pregunta tonta, pero que a los neuróticos con el tema de la limpieza y la suciedad nos, tiene corroída la moral.
Debo aclarar que el único zoom que yo he usado intensivamente es el Canon EF 24-70F2,8L versión I, y ese es de los que funcionan al revés. El extremo tele es encogido, y el extremo angular es alargado. Ello tiene la inconmensurable ventaja de que el parasol siempre va fijo en el cuerpo del objetivo y protege la sección cilíndrica que entra y sale del objetivo. La intemperie tiene menos oportunidades de depositar en él esos micro meteoritos, micro pelos, micro gotas, en una palabra, micro guarradas que continuamente pululan por el éter. Sin embargo en los zoom’s normales, el cilindro entrante-saliente queda expuesto a la cruel intemperie que se ceba en él pegándole todo tipo de porquerías, porquerías que nosotros introducimos cuidadosamente en el interior de los lentes al plegarlo a su posición angular de reposo.
¿ No acabaremos llenando de porquería todo el espacio libre que hay entre los distintos elementos que componen el objetivo ? No me digáis que el aro interior de gamuza protectora sirve de algo. Las partículas de polvo son traviesas y malvadas, están diseñadas para ello, y mas temprano que tarde encuentran el camino hacia el interior.
Ya os dije que el tema suciedad y polvo, ya sea en el sensor, en los objetivos, o en la cámara, era un tema sensible para mi (por decirlo de forma piadosa). A mi edad, ya no tengo arreglo.
