
Con ella empezó todo: tenía yo entre 10 y 12 años.
Cuando yo era más joven y me paseaba por las montañas cargado con la bolsa de mi contaminada Hassel cargada a su vez con diapositiva Velvia 100, llevaba también un fotómetro Gossen que no os puedo mostrar porque no lo he encontrado ni Google. Era digital, pero poco. Tenía ruedecitas, como si fuera un fotómetro analógico, pero no tenía aguja, en su lugar había dos LED’s rojos con forma de flecha que apuntaban a derecha e izquierda. La medición correcta era cuando las dos flechas se apagaban. A mi me gustaba mucho.
Pues bien, erase una vez que me encontraba yo por los prados de mis queridas montaña a pleno sol y el fotómetro me indicaba F8 a 125 con ISO 100. Yo no conocía la regla del F16, ni siquiera que era una regla, pero si recordaba de otras ocasiones que con ISO 100 y a F8 la velocidad que me salía era sobre 500. ¿ Que hacer ? ¿ Cómo se iba a equivocar un Gossen que siempre había ido perfectamente ? Seguro que era yo. Bien, pues cuando volví a casa y al cabo de la semana de rigor, si, entonces había que esperar para ver el resultado, el laboratorio EGM de mi ciudad me devolvió un par de rollos de diapositivas 6×6 casi transparentes lo cual me llenó de inmensa pena.
Con mucho cuidado desmonté el Gossen y me di cuenta de que el eje de las ruedas se había desengranado de la base y había quedado desplazado justamente dos diafragmas. Había una pieza que se había roto.
Ya veis, son cosas que pasan, y pasan por fiarse más de una máquina que de la propia experiencia. Me deshice de la criatura y me compre otro Gossen, esta vez totalmente digital, en la confianza de que si este enloquecía se volvería tan loco que me daría cuenta. Jamás falló. Luego vino la digitalización y el histograma, y el nuevo Gossen duerme el sueño de los justo en alguna bolsa del armario que ya no recuerdo cual es ni donde está.
Este es el pequeño cuento que ha acudido a mi segunda neurona al ver el pequeño tutorial que nos cuenta Óscar Condés y que yo os cuento, no porque lo necesitéis, sino para rememorar aquella aciaga jornada.
Sin embargo, díscolo como soy, le voy a cambiar el nombre.
- Esta es la regla del F8/500/100 en Xatakafoto
Todavía me acuerdo cuando empecé a utilizar la primera cámara digital en los primeros paseos con semejante compendio tecnológico, y como volvía a casa con 12 o 16 exposiciones….solo!!.
Mi mente seguía creyendo que llevaba un carrete de 24, mirando lo que hacia sin pararme, ni si quiera a observar en aquella pantalla diminuta, y casi testimonial, la foto capturada.
Ese concepto de saber, que hay que esperar, unos días o una semana para descubrir el trabajo hecho, bueno o malo, y que además había que pagar unos dineros, de los que siempre cuesta desprenderse por mucho que lo llamemos hobby, no hacia sino mas difícil quitar esa liturgia mental grabada por el tiempo.
Personalmente, me llevo mas de un año, ser consciente que eso del carrete paso al baúl de los recuerdos cuando se disfruta de la fotografía.
Ahora, solo me preocupa quedarme sin energía, o baterías, porque sin eso, ya puedes tener el mejor equipo del mundo que sin chispa, solo serán unos objetos inertes.
Yo no hacía diapositivas y soy más de la generación de la plaga del: «revelado en 1 hora», así que no tenía que esperar tanto tiempo para poder depositar el sobre con las fotos en el cubo de basura correspondiente.
A mi me gusta más el nombre «Sunny 16». Debe ser la escala más difundida en la historia de la fotografía. Estaba impresa en la parte interior de casi todas las películas y todavía hoy sigue teniendo cierta validez. Creo recordar que hay otra – de los fotógrafos y para b&n-, que dice:
A 1/60 y F:11 se “salvan” todas las tomas.