
Enorme pupila de salida: ¿la clave?
Entenderéis que esté absolutamente excitado por el descubrimiento que acabo de hacer. Las telarañas que yo creía fosilizadas en la estación meteorológica del bueno de Ken han desaparecido. Solo quedan unas pocas en las cazoletas para medir la velocidad del viento y otra en la veleta para medir su dirección. Es extraordinario, es casi un milagro. O bien ha habido un huracán en California, o bien ha pasado la señora (o señor) de la limpieza con un plumero. Es fascinante.
El resto de detalles del análisis pasan inevitablemente a un segundo plano ante la magnitud del descubrimiento.
Si acaso, puestos a destacar destacaría la enorme pupila de salida comparada con el diámetro de la primera lente. Ese es una de las principales claves del éxito de los objetivos “mirrorless” respecto al de los obsoletos y caducos “DSLR”.
Porca miseria.