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Así ha sido el mejor otoño de mi vida en mis queridas montañas: paliza insufrible de 140 imágenes a degustar a plazos.

Pues eso, simplemente el título.

Hay cosas que no se pagan con dinero y no hay necesidad de aparecer en una lista de la Operación Pandora para ser feliz.

Después de dos años de no aparecer por allí, mi mujer y yo hemos pasado dos meses en nuestras queridas montañas (Benasque – Huesca) viendo un otoño que empezó tardío y pasó deprisa, pero lo vimos desde que todos los arboles estaban aún verdes a cuando todos los caducos lucían sus ramas desnudas y azotadas por el viento, e incluso después los primeros fríos, las primeras nieves y los primeros hielos.

Entre la pandemia, el confinamiento y que hemos tenido obras en la fachada de casa conmigo presidente de la comunidad no nos hemos atrevido a ir al pueblo desde febrero del 20 a este octubre del 21.

Ya me conocéis, yo no sé hacer las cosas a medias, y he dedicado a la comunidad mucho interés y dedicación llevando los temas lo mejor que he podido, informando de todo lo que pasaba y haciendo reuniones cuando convenía. Los vecinos lo han agradecido y en particular la junta de vocales (unos cuantos vecinos que nos cuidamos más o menos de todo) mucho más. Cuando acabaron las obras en septiembre me han dejado irme de vacaciones a Benasque y estarme dos meses enteros con la tranquilidad de que vigilarían mi piso y que se cuidarían del día a día de la finca. No sabéis la tranquilidad que da eso y lo agradecido que les estoy a todos.

También debo decir, aunque resulte doloroso e incluso egoísta, que es la primera vez que subimos al pueblo sin dejar a mayores en Barcelona. Mi madre murió en el 2014 y mi padre justo el año pasado por estas fechas. Mis suegros están bien, aún son autónomos y están atendidos por su hijo que vive al lado de ellos, así que es la primera vez que subimos con la tranquilidad de no estar pendientes del teléfono. Eso lo he notado mucho más de lo que suponía, y hemos estado tranquilos y sin más preocupación que el tiempo que iba a hacer al día siguiente. Aunque quede un poco cursi me atrevo a decir que hemos estado como “flotando” en una nube de tranquilidad y bienestar.

Los que me conocen dicen que nos lo merecíamos. Yo no lo se, pero os prometo que así ha sido.

Salíamos a pasear cada día, cámara y trípode en ristra, y yo me entretenía en hacer instantáneas imposibles de media hora mientras mi mujer me acompañaba siempre y muchas veces se aburría pero lo soportaba estoicamente porque veía que yo en esos momentos era totalmente feliz. Ya lo he comentado alguna que otra vez, pero es de justicia volverlo a hacer aquí. Tener una compañera así es algo que tampoco se paga con dinero y jamás entenderé la suerte que he tenido con ella.

Como ya dije hemos vivido el otoño entero, desde los árboles totalmente verdes hasta que las ramas, azotadas por la lluvia y un enfurecido “cierzo”, han quedado desnudas como palos dispuestos al rebrote primaveral. La gama de colores este año ha sido increíble: todas las tonalidades del amarillo, ocre e incluso rojo (bastante raro en este Valle) han aparecido en todo su esplendor. Inútil describirlo, inútil fotografiarlo, hay que vivirlo, verlo, olerlo, notarlo, tocarlo. La montaña es así.

Hacía años que no lo pasábamos tan bien, de verdad.

Estámos a punto de volver a Barcelona y os aseguro que aquí el trabajo ha sido brutal, mucho más que en la gran urbe donde me limito a sobrevivir. Me levantaba cada día de madrugada (a horas indecentes) y gracias al Wi-Fi de una amable vecina me ponía con el Blog para que vosotros no notarais (en la medida de lo posible) que estaba de vacaciones. Sobre las 8 a 8:30 despertaba a mi mujer y sobre las 9 salíamos a dar un paseo, andando, en coche, o mixto. Entre la 1 y las 3 volvíamos a casa, yo hacía la comida (la hago siempre desde que me prejubilaron) y comíamos. Después me metía en el cuarto con el ordenata y revelaba las RAW (selección, edición, retoques, clasificación y guardado). Sobre las 8 cenabamos un poco y después a la cama (yo tengo la costumbre de acostarme muy temprano y leer cada día un poco). Cuando el libro se me cae tres veces en la cara apago la luz, y hasta mañana. Realmente acabo el día agotado. Y así un día tras otro. Una hermosa y exigente monotonía. Seguramente algún monje lama en algún santuario del Tíbet fue quien dijo aquello de: “Pequeño saltamontes, sarna con gusto, no pica”.

Ya sabéis también que yo, cuando soy inmensamente feliz, es tomando una fotografía: la liturgia de la toma, desde que vas andando por ahí, ves algo, montas el trípode, compones, encuadras, buscas la focal, te mueves, recompones y al final disparas, miras el histograma y si conviene corriges, es lo que me llena completamente y no necesito nada más para ser feliz.

Siempre que vuelvo de una estancia en mis queridas montañas suelo poneros algunas muestras de las fotos que he hecho. Este año también lo voy a hacer, pero he hecho muchas. La mayoría son mediocres, lo se. Hay alguna incluso peor, pero también hay alguna otra que, al menos a mi me ha gustado, y lo ha hecho desde el momento de la toma. Seguro que a vosotros también os pasa. Hay veces que cuando encuadras y miras por el agujerito del visor, ves que ahí hay algo, no sabes muy bien qué, pero algo hay. Después lo normal es que al revelarlas no salga nada y ese glamour especial que has visto al hacerla no esté allí, pero la ilusión al haberla hecho ya no te lo quita nadie.

Voy a poner unas cuantas de las 800 que hice, quizás no sean las mejores, pero son algunas de las que a mí más me gustan, sin saber muy bien por qué. Soy paisajista y fotografío cosas. Es la disciplina más fácil, al menos para mí. Las personas me imponen mucho respeto y solo hago retratos cuando me obligan, aunque procuro escaquearme lo más cortésmente que puedo y normalmente me sale bien, el escaqueo, digo.

Como siempre os pido vuestra indulgencia. Uno da para lo que da, y de ahí no pasa. Pero no mirad la calidad artística o técnica de la foto. Imaginadme a mí en cada una de ellas imbuido de la inmensa felicidad que he sentido al hacerla. Solo por eso vale la pena hacer fotos.

El formato del Blog, 650 pixels de ancho no da para nada. En mi defensa, pobre defensa, lo único que puedo decir es que en TIFF a 16 bits y a resolución completa en un monitor 4K se ven muchísimo mejor.

Es posible que incluso a veces me ponga un poco filosófico (o sea “pesao”) pero para amenizar comentaré alguna cosilla de alguna. Espero que sepáis perdonármelo.

Venga, empezamos.

Pero antes de empezar os revelaré un secreto. Ya sabéis que soy alérgico a la suciedad y el polvo en el sensor. Por ese peregrino motivo soy incapaz de cambiar un objetivo en pleno campo. Siempre lo hago en casa, con todas las ventanas cerradas, la cámara montada en el trípode y mirando para abajo y en un ambiente lo más controlado y limpio posible. Es una neura, ya lo se, pero es inofensiva, al menos para los demás.

Pues bien, al llegar al pueblo y preparar la cámara le monte el EF 24-70F4. Salí un par de veces con él y no supe que hacer. No había grandes paisajes, ni enormes montañas con escenarios magníficos, pero sí en cambio montones de pequeños detalles. Al segundo día monté el 70-200F4 y lo he mantenido durante todas las vacaciones. No he echado el falta el 24-70 más que en contadísimas ocasiones. Qué cosas, ¿verdad? Pues así ha sido.

Ahora si, empezamos ya.

Apartado 1:

Al principio de octubre el otoño no había llegado aún. Todo estaba prácticamente verde. Después, ya al final de octubre, llegó y desplegó una gama de colores increíbles. Al principio no se me ocurrió hacer ninguna secuencia. Al final si, pero ya no tenía remedio.

Pongo aquí un par de muestras de los mismos sitios tomadas más o menos desde el mismo punto de vista. Yo lo llamo “el río de la vida”. Ya avisé de que igual me ponía metafísico y hasta un poco cursi.

Intrusos en el abetal:

En verano pasan inadvertidos, pero en primavera y en otoño aparecen sus puntas cual intrusos clandestinos.

Nº 1 – Senarta: intrusos (antes)

Nº 2 – Senarta: intrusos (después)

El río de la vida:

Este es el hayedo de las Fuentes de Alba. Es un lugar magnífico permanetemente tapizado por hojas de haya que se van renovando año a año. En el suelo, entre torrentes idílicos de las Fuentes de Alba destacan enormes troncos y rocas con musgo en sus bases, todo ello en medio de un silencio sobrecogedor solo roto por el río de los riachuelos que lo surcan por doquier. Nada de eso verís aquí, esto es la imaagen exterior.

Nº 3 – Visto al natural, la gama de colores es sobrecogedora.

Nº 4 – Pasado un mes la cosa está así.

Apartado 2:

En ese principio no había nada que fotografiar. Todo estaba de un verde mortecino y muy soso. Me dediqué a pasear mirando al suelo y fotografiando algunas setas. En el pueblo y la zona hay mucha afición, pero nosotros no las conocemos y no se nos ocurre coger ninguna. Además, casi siempre las encontramos rotas o comidas.

Micología y parasitismo

Los hongos proliferan en un suelo fresco, fertil , húmedo y sombrio. A veces salen como pueden y como este parecen luchar por encontrar su lugar en el mundo. No está muerto ni cortado, imagino que el musgo y el terreno lo han condenado a vivir «tumbao».

Nº 5 – Buscando su espacio vital.

¿Quien ha dicho que todas las setas son como las de los Enanitos o los Pitufos?

Nº 6 – No todas las setas tiene paraguas, las hay originales.

A veces, paseando, te encuentras con sorpresas y parece que la naturaleza haya preparado bodegones justo para ser fotografiados. Estos dos me parecen un buen ejemplo. La sombra de las hojas del primero y la iluminación prodigiosa de un tenue rayo de sol con fondo negro en el segundo me hicieron feliz por un buen rato.

Bodegones naturales (no son ningún montaje):

Sombra verde sobre fondo amarillo.

Nº 7 – Luces y sombras otoñales: sendero a la central de Ruda

Geranio iluminado en medio del camino

Nº 8 – Geranio idílico: sendero circular Barranco de Matasomeres

Esto es un parásito, y como tal se me ha colado aquí. Es de lo más estético y prolifera más que los políticos. Este bodegón tricolor improvisado me gustó. El bicho se llama Ajan Clemátide (Clematis Vitalba), aunque el saber popular bien podía haberlo llamado «Politicus Rastrerus»

Parásito invasor donde los haya:

Nº 9 – A vivir del cuento, como nuestros políticos.

Apartado 3:

En nuestra casa de Barcelona tenemos un diminuto balcón, pero está maldito. En él no crecen más que los cactus. Cualquier intento de plantar plantas o flores se frustra al poco tiempo, bien porque se mustian, bien porque todos los parásitos del mundo las atacan y se las comen. Es una maldición que asumimos con resignación. Por eso, pareando por nuestras queridas montañas, nos encantan los “bonsái” naturales. Hay muchísimos y crecen en los lugares más inhóspitos que uno se pueda imaginar.

Al borde mismo de la carretera este ejemplo, con un simpático fondo rocoso. Y como bonus track un curioso plegamiento del terreno. Es una roca horizontal plegada como si un gigante la hubiera aprisionado con sus brazos y hubiera reducido su longitud a la mitad.

Nº 10 – Bonsai y beta en la roca: una busqueda estética un tanto dudosa.

Nº 11 – El gigante cabreado: inicio subida a La Rencluso, en La Besurta.

Apartado 4:

Ya llega el color. En el valle tenemos varios embalses. El más grande es el embalse de Linsoles, que no está en Linsoles sino en el pueblo de Eriste. No tiene nada de particular salvo unas orillas muy chulas plagadas de árboles de hoja caduca.

En esa orilla hay un conjunto de álamos que en otoño se ponen amarillos y como están a lado del agua se puede jugar con sus reflejos. Yo en otoño siempre los he visto amarillos, pero en esta estancia, que ha sido más larga, hemos visto su evolución con tonos verdosos e incluso rojizos. El día que fuimos por allí me dio la vena metafísica y jugué con los reflejos en el agua cual si fuera un pintor impresionista. Si queréis son chorradas, pero la verdad es que lo pasé muy bien y aunque esté mal decirlo, quedá la mar de satisfecho. Vincent van gogh y yo de la mano por la orilla. Jo, que soberbia la mía. La verdad es que el tema me gustó.

Temblores:

Nº 12 – Embalse de Eriste: soledad (un buen y relajado comienzo)

Nº 13 – A final de octubre estaban así, como siempre los había visto.

Nº 14 – Pero este año, al principio, estaba así: ellos son los culpables de toda esta historia

Nº 15 – Temblores: interpretación 1

Nº 16 – Temblores: interpretación 2

Nº 17 – Temblores: interpretación 3

Nº 18 – Temblores: interacción

Topico:

Si, yo también caigo en tópicos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Nº 19 – ¿Tu quoque fili mi?: Señor, que cruz, pero que cruz más grande.

Apartado 5:

Somos unos guarros. En un camino que sale de Benasque hay un pequeño letrero que dice más o menos: “los animales no ensucian, por favor, compórtese como los animales”. Unos excursionistas amantes del senderismo salen a pasear con la mochila llena y un montón de latas de bebida. Las latas están llenas y pesan. Cuando han acabado de comer las latas están vacías y no pesan nada. ¿Tan difícil es volverlas a meter en la mochila y al llegar al pueblo tirarlas a la basura, si puede ser reciclada? ¿Qué sentido tiene dejarlas tiradas en el suelo en medio de la montaña convirtiendo paisajes idílicos en un basurero? Eso es algo que ni mi mujer ni yo podemos entender y cuando encontramos cosas así (muchas veces) nos da mucha pena y si podemos intentamos arreglar el entuerto.

La lata de esta CocaCola era roja y su fecha de caducidad era del 2002. La hemos encontrado este otoño del 2021. Se ha pasado 18 años contaminando la zona, y salvo el color, está intacta. Lo dicho, somos unos guarros.

La condición humana:

Nº 20 – Nunca llegaremos a ser como los animales.

Apartado 6:

Metal líquido:

El río de oro:

Ya os lo he explicado alguna vez. En Junio del 2013 hubo una riada enorme en el Valle. El río Ésera arrastró tropecientasmil toneladas de piedras, se llevó algunas carreteras y casas por delante y en algunos tramos cambió de curso. Uno de esos tramos, antes idílicos, quedó convertido en un roquedal de piedras sin el más mínimo encanto. En ese punto el río refleja el color de la montaña que tiene enfrente cuando le da el sol. En otoño esa montaña es amarillo-ocre y el río se tiñe de ese color. Es el río de oro o el río amarillo. No hay nada de Photoshop.

Nº 21 – Pista Senarta-PteCregüeña: el reflejo del oro

El torrente de plata:

Más o menos lo mismo pasa con los torrentes que circulan por el Hayedo de Alba. En este caso reflejan el cielo azul. Son los torrentes de plata y tampoco hay nada de Photoshop.

Nº 22 – Hayedo de Alba: torrente de plata

Apartado 7:

Tapices alfombra:

El suelo es una alfombra de hojas, pero parece el suelo de un bazar oriental con tal variedad de dibujos y colores que uno queda apabullado y se llevaría todas las alfombras para casa. Yo no se con cual quedarme. Estoy «apabullao».

Nº 23 – Uno

Nº 24 – Dos

Nº 25 – Tres

Nº 26 – Cuatro

Nº 27 – Cinco

Nº 28 – Seis, y así sucesivamente, hasta el infinito y más allá.

Apartado 8:

Tapices colgantes:

Antes de ser alfombras los tapices están colgados de los árboles. El muestrario sigue siendo apabullante, pero no os cansaré (demasiado).

Nº 29 – Uno

Nº 30 – Dos

Nº 31 – Tres

Nº 32 – Cuatro, y así sucesivamente, hasta el infinito y más allá (el mismo infinito y el mismo más allá).

Apartado 9:

Contraluces:

Me gustan las fotos difíciles. Me gustan los contraluces salvajes donde los árboles parecen encendidos. Casi nunca salen bien, pero si salen medianas el resultado es muy vistoso y ami me gusta. Disfruto mucho haciéndolos y si al revelar sale algo interesante, pues me quedo la mar de contento. Si, soy poco exigente, pero es que no se más, y por lo menos soy feliz mientras lo intento.

Nº 33 – Fluorescencia 1

Nº 34 – Fluorescencia dos.

Nº 35 – Fluorescencia 3: a mi es la que más me gusta

Nº 36 – Directamente en llamas.

Nº 37 – El incendio prosigue

Apartado 10:

Nubes:

Me gustan las nubes. Me gustan las nubes en plan borreguito, pero solo para quitar la monotonía de un cielo azul, pero me gustan más las nubes de tormenta cuando parece que el cielo te va a caer en encima y las majestuosas montañas palidecen tras su negruzca cortina. Me encantan esas imágenes donde apenas se ve algo. Seguro que es otra de mis manías.

Nº 38 – No, esta no, esta parece de atrezzo colocada justo ahí por los utilleros del cielo.

Nº 39 – No, esta tampoco, esta parece un deshilachado a medio camino de la extinción.

Nº 40 – No, esta tampoco: es más clásica, pero parece decorativa.

Nº 41 – Esta si, esta ya está mejor, a medio camino entre una niebla densa y una tormenta Wagneriana.

Nº 42 – Vamos bien, esta me gusta más. Parece que Odin está cabreado y a punto de actuar.

Nº 43 – Esta es mejor aún: dramatismo a raudales, el Armagedon está cerca. Esto se acaba, bien.

Apartado 11:

Niebla:

Me gusta la niebla. No me gusta la niebla esquiva, esa que en lo que montas el trípode ha desaparecido. La del Valle es así, super esquiva y me da cada disgusto que ni os podéis imaginar, además tiene ojos y me ve. Mientras me hago el distraído permanece estable, pero, ay amigo, en cuanto me ve sacar la cámara y el trípode sale huyendo y me estropea la foto que quería hacer. Lo mío con la niebla de este Valle es algo personal.

En estas condiciones solo me permite hacer cosas como estas, pero yo seguiré insistiendo año a año hasta que lo consiga. Me encanta que los fondos desaparezcan y que los motivos aparezcan velados, es decir, me encanta que no se vea nada. Así se nota menos lo malo que soy.

Nº 44 – Aquí se agazapó hacia abajo en cuanto me vió

Nº 45 – Aquí a punto estuvo de disolverse como lágrimas en la lluvia.

Nº 46 – Aquí despejó los árboles y se retiró al fondo. Y todas estas cosas las hizo en segundos.

Nº 47 – Aquí fuí más rápido que ella y no tuvo tiempo de marcarse.

Nº 48 – Se que es mala, pero es la que más me gusta.

Apartado 12:

Sedas dinámicas:

Soy un fanático de las sedas. Me gustan mucho. Creí que era una moda pasajera, pero ya llevo años con ellas y no se me van las ganas. Me gustan de todo tipo, pero las que me privan son las de los pequeños torrentes con piedras y hojas bien fijas en un ambiente oscuro y umbrío y lóbrego. Uno que es de natural optimista y animado.

Nº 49 – Hayedo de Alba (practicamente a oscuras)

Nº 50 – Lo mismo.

Nº 51 – Zona Puente de Cregüeña (Refugio de Pescadores)

Nº 52 – La hojita ante el precipicio

Sedas estáticas:

Me lo acabo de inventar: es lo mismo que antes pero cuando el agua no fluye o lo hace muy lentamente y casi solo actua de soporte para el motivo o detalle que queremos captar.

Nº 53 – Detalle otoñal

Nº 54 – Otro detalle otoñal.

Nº 55 – y otro más (el Ying y el Yang)

Apartado 13:

Antisedas:

Precisamente porque soy un fanático de las sedas este año se me ha ocurrido probar como se ve una cascada o un torrente parados. Es muy curioso, todos son salpicaduras llenas de burbujas de aire. Lo que vemos con los ojos es todo mentira.

Tienen su «aquello», no digo que no. Transmiten caos y energía a raudales, pero yo sigo prefiriendo las sedas de toda la vida.

Nº 56 – Destello 1

Nº 57 – Destello 2

Nº 58 – Destello 3

Apartado 14:

Colores:

¿Pero donde están los colores del otoño? Calma, aquí hay unos cuantos.

Como ya os dije antes, esto no se puede describir, pero tampoco fotografiar. Nada le hace justicia a un paisaje así, y menos con 650 pixels: hay que verlo, hay que olerlo, hay que sentirlo, hay que tocarlo, hay que vivirlo.

Así pues solo serán unas muestras sin palabras en las que podréis ver que ni un Van Gogh enloquecido con una brocha gorda en la mano lo habría hecho mejor.

Nº 59 – Valle de Estós: al amanecer y en sombra

Nº 60 – Valle de Estós: a pleno sol

Nº 61 – Valle de Estós: a pleno sol.

Nº 62 – Valle de Estós: a pleno sol

Nº 63 – Carretera de Bonansa a Obarra: en sombra ¿a que es increible?

Nº 64 – Lo mismo: es espectacular

Nº 65 – No quieres caldo, pues toma tres tazas: apabullante.

Nº 66 – Desvío a Ballabriga: un lunar en la montaña.

Esta última que os pongo no sería estrictamente de esta serie, pero la he puesto aquí porque quería que la vierais. El personaje principal es un árbol muerto al que solo le quedan las ramas. Tiene una forma preciosa e integrado en el paisaje en una mañana muy temprano y sin sol, tiene algo de especial que a mí me encanta. El 650 pixels no se ve nada, pero en grande es preciosa. Es un árbol al que le tengo echado el ojo hace muchos años y lo fotografío cada año, pero no logro hacerle justicia. La de este año es una de las mejores que he tomado. Ya veis el nivel que tengo, no llego ni a mediocre.

Nº 67 – Llano de los Baños de Benasque: «el árbol»

Apartado 15:

Ambientes:

Para captar ambientes hay que saber, y yo no se. Se trata de captar una atmosfera y un color que parece que lo inundan todo cuando estas dentro. Te sientes rodeado e inmerso en un “glorioso plasma coloreado e ideal» que impregna todo lo que eres y todo lo que ves. Seguro que lo entendéis. Eso es lo que no he conseguido que transmitan estas fotos, pero os lo juro, estaba allí. Yo lo vi.

Solo os voy a poner dos ejemplos: primero el hayedo de Alba y luego el hayedo de Estós.

Nº 68 – Mi mujer en el hayedo de Alba

Nº 69 – Hayedo de Alba

Nº 70 – Hayedo de Alba: junto al río Ésera

Nº 71 – Hayedo del Valle de Estós

Nº 72 – Hayedo del Valle de Estós.

Apartado 16:

Curiosidades:

Un pequeño salto de agua a la izquierda, un candelabro de hielo en la derecha, y el esquivo arco iris en medio: nada más, una simple curiosidad.

Nº 73 – Salpicaduras, arco iris y candelabro.

Un enigmático plasma burbujeante al borde mismo de la carretera. Parece una emulsión extraterrestre dispuesta para invadirnos como lo ha hecho la COVID. Yo creo que era KVP (Kriptonita Verde Plasmática). Su forma de corazón no creo que indicara buenas intenciones y por eso, naturalmente, no la toqué ni intenté establecer contacto con ella.

Nº 74 – Kriptonita verde burbujeante: «ya están aquí»

Apartado 17:

Esperando el frío.

Un buen día, estábamos entre la primera y segunda semana de noviembre cuando al Dios Eolo se le ocurrió hacer prácticas de sus habilidades en este hermoso Valle. Y el Dios, soplo, soplo, soplo y soplo y nos envió un «cierzo» a lo salvaje que dejo peladas todas las ramas de los árboles caducos y convirtió el paisaje en un desolado panorama de palos desnudos esperando las primeras nieves. De pronto, ya no había nada que fotografiar.

En este el intermedio salía también con la cámara y me didicaba a fotografiar cosas neutras, o sea, como diría un Premio Nobel de Termodinámica, ni de frio ni de calor.

Así pues todo lo que sigue es puro intermedio, puro entretenimiento, «quisicosas», vamos, todo a la espera de los fríos y la nieve.

Nº 75- Planos: camino del Sonano Zona Liri

Nº 76 – Energía y Caos: Cascada de La Espigantosa (detalle)

Nº 77 – Acuarela: cascada de La Espigantosa (detalle)

Nº 78 – Presagio: Pista de La Mina – Torrente de Belorta

Nº 79 – Valle de Estós: maese Perdiguero esperando las nieves

Nº 80 – El rincón indómito que iba con un mes de retraso respecto al resto del bosque.

Apartado 18:

Llegan los primeros indicios de frío:

Con viento no hace frio y las temperaturas no bajaron suficiente ni para que helara ni para que nevara. Hubo que esperar a que el colerico Dios soplado se calmara para que sucediera todo eso. Fue entonces y solo entonces cuando el otoño dio paso al incipiente invierno y a la esperanza de que cayeran 5 metros de nieve y tanto la estación de esquí de Cerler como el pueblo de Benasque se poblara de multicolores personas con una enormes botas y unas extrañas tablas en las manos con los ojos desorbitados dirigiéndose a los remontes. Creo que ese deporte suicida lo llaman esquí.

Lo primero fue solo un día singular. Por la noche nevó un poquito, solo 5 cm en el fondo del valle, y al día siguiente nos levantamos con una ligera helada. Estas son algunas pruebas.

Cristalitos, perlas, candelabros, y harina.

No es necesario explicar nada: las imágenes son autoexplicativas y se clasifican solas.

Nº 81 – ¿Curvas de Nivel?

Nº 82: Ondulaciones

Nº 83 – Vidrio y harina

Nº 84 – Al borde del abismo: candelabro alargado

Nº 85 – sorprendido por las salpicaduras: candelabro redondo

Nº 86 – Perlas al borde del camino

Nº 87 – Estalactita/Estalagmita en equilibrio (mientra guardaba la cámara se rompió)

Nº 88 – Prado enharinado a la espera de más.

Nº 89 – La cicatriz

Apartado 19:

Llega el frío de verdad, ¿o quizás no?:

Van pasando los días y el frio no llega, van pasando los días y el frio no llega, han pasado los días y el frio no ha llegado. La montaña es así, es como Dios: el hombre propone y la montaña dispone lo que le da la gana.

Esperando y esperando entramos en el Valle de Estós a comprobar que el hayedo estaba ya pelado, y si, estaba pelado y para nuestra sorpresa un poco enharinado.

Nº 90 – El hayedo pelón (Valle de Estós)

Nº 91 – Fuente de Coronas ¿Valle de Estós)

Nº 92 – Ya falta menos (Valle de Estós)

Nº 93 – Las traviesas de un puente de madera – Aigüeta de Batisielles (Valle de Estós)

Al fin ha llegado un poco de nieve, pero muy poca. Ha llegado solo al fondo del Valle y ha llegado acompañada de un viento huracanado que hacía que los copos, nada etereos, sino como pequeñas gotas de agua cristalizada, viajaran en horizontal. En esas condiciones era imposible salir del coche y mucho menos sacar la cámara al exterior. Tuve que hacer de contorsionista dentro para poder hacer algunas tomas aunque no fueran más que como recuerdo. El resultado es el que cabía esperar, naturalmente: un desastre. No, hasta el capítulo 20 no hay milagros.

Nº 94 – Por fin un poquito de harina

Nº 95 – Contraste

Nº 96 – ¿Díscolo o despistado?

Nº 97 – Testigos mudos

La última semana:

Como si Murphy lo supiera, bueno, en realidad él lo sabe todo, teníamos previsto bajar a Barcelona el domingo 28 de noviembre y quería aprovechar de lunes a miércoles para esperar las primeras nieves y también los primeros fríos de verdad para poder fotografiar hielo (candelabros, perlas y casquetes) y quizás también algún paisaje de postal. Pero las últimas previsiones del tiempo dan nevadas muy copiosas de viernes a domingo en cotas inferiores a los 1.000 metros.

Tenemos un compromiso ineludible en Barcelona para el día 1 de diciembre y no quisiera yo no poder estar. Por ello vamos a adelantar la salida lo máximo posible y después de recoger la casa nos iremos el miércoles 24 o el jueves 25. Los hielos y la nieve quedarán para otro año, y espero poderlo hacer.

Las muestras de esta semana tendrán que esperar. Que le vamos a hacer. Llevamos dos meses aquí y hemos estado en la gloria. Y está bien.

Podréis ver como está el fondo del Valle en la WEB de Los Llanos del Hospital (que un hotel donde está la pista de esquí de fondo).

Apartado 20

El milagro.

A veces pasan cosas. ¿Qué ha pasado esta vez? Pues lo que pasó en un glorioso día ha pasado es que mi querida Madre del Amor Hermoso decidió premiarme ofreciéndome un escenario idílico, un verdadero milagro.

Nos paseábamos mi mujer y yo por los Llanos del Hospital, justo al fondo del Valle lindando con la frontera de Francia. Había nieve, aunque no mucha, unos 10 a 15 cm. Pues bien, en unos de los torrentes que lo surcan había una especie de charco. Ese charco tenía una consistencia extraña: no era un bloque de hielo helado, tampoco era un granizado también muy habitual. Era una base de agua (riachuelo) coronado por unos bloques de algo helado. Esa cosa helada eran como unos cristales de hielo enormes, de varios centímetros, y aglomerados en una estructura caótica con mucho aire dentro. Tenía una consistencia imposible. Yo no había visto nunca nada igual. Incluso el color no era de hielo. La sensación era de cristales ligeramente azulados aglomerados de una forma azarosa y altamente estética.

Me quedé alucinado. Eran estructuras efímeras y delicadísimas. Eran las 12 de la mañana y el Sol seguía su ruta circular por detrás de las montañas y según su altura (la de las montañas) estábamos en sombra, a los pocos minutos en sol, y tras otros minutos otra vez en sombra. Me quedé un poco paralizado y luego intenté (como veréis sin éxito ninguno) plasmar la belleza de lo que tenía delante de los ojos.

Algunos senderistas despistados, en lugar de pararse y arrodillarse allí mismo para dar gracias al altísimo o al bajísimo por haber creado esa maravilla como hice yo, pasaron a mi lado y pisaron algunas de esas estructuras. Nunca imaginaron lo cerca que estuvieron de perder la vida, pero al final me contuve.

Cuando me repuse hice algunas tomas, algunas a la sombra y algunas al sol, algunas normales y otras en plan seda. El arroyo, además, tenía como fondo unas piedras forradas de musgo verde, eso daba en las tomas con sol un fondo mágico de tonalidad verdosa.

Fue una aparición, fue efímera, y fue milagrosa. El milagro fue que yo estaba allí en ese momento. Nunca me había pasado algo así y confío en que no me consideréis un cursi si os digo que hasta solté una pequeña lagrimita de alegría delante de ese escenario. Seguro que me entendéis.

Imposible hacerles justicia, imposible fotografiarlas, había que estar allí: era algo mágico.

El Sol en su implacable lucha con las montañas:

M01 – El Sol paseandose por detrás de las montañas en su órbita circular.

Estructuras:

Esto son un par de recortes en grande simplemente para que veáis de que tipo de estructura se trata.

M02 – Un bloque milagroso del material etereo

M03 – Una cornisa milagrosa del mismo material.

Imágenes «¿artísticas?»:

Estas son algunas de la imágenes que tomé. No hay nada que hacer, ni en sombra, ni en sedas, ni el sol, les he hecho justicia. Era algo increible.

M04 – Agujero sobre el arroyo

M05 – Cornisa del mismo agujero

M06 – La isla imposible

M07 – El puente colgante

M08 – El islote volador

M09 – La piedra y su tocado

M10 – La isla imposible en plan seda

M11 – El puente colgante en plan seda

M12 – El islote volador en plan seda

M13 – El archipiélago con sol

M14 – Sin y con tocado, pero en el arroyo.

M15 – La magia de lo efímero

Lo dicho, imposible hacerles justicia.

Apartado 21

Blanco y negro: (no os asustéis, seré muy breve)

Me gusta el blanco y negro. Me gusta sobre todo en plan dramático, con más textura que en color. No soy un sibarita, utilizo Silver Efex Pro 2 (el gratuito de la época Google). Con el “preset” de “Textura alta – tosca” el resultado me suele gustar. Toco un poquito los cursores y listo. Lo se, soy un poco chapuzas, pero me quedo satisfecho, así que no pido más.

Sin orden ni concierto os pondré algunas. Muchas son repetidas de las de color, pero en B/N tienen su aquello, y a mi me gustan:

BNº 1 – Francia: Col del Peyresourde, cerca de Luchon

BNº 2 – Francia: Col del Peyresourde – claroscuro

BNº 3 – Si, lo se, es mi árbol, pero es que me encanta, en blanco y negro y en color

BNº 4 – El hayedo de Alba – las Cataratas del Niágara, pero de 10 cm

BNº 5 – Hayedo de Alba – Turbulencias.

BNº 6 – Contraluz a la salida del sol

BNº 7 – La decoración

BNº 8 – La tormenta

BNº 9 – La timidez

BNº 10 – El incendio, en B/N, más incendio

BNº 11 – Sorprendidos por el hielo

BNº 12 – Atrapados por el hielo

BNº 13 – Inspirados por el hielo

BNº 14 – Liberados por el hielo.

BNº 15 – Hielo negro: placa de hielo, sol, reflejo, y angulo preciso.

BNº 16 – El Perdiguero también espera en BN.

BNº 17 – Equilibrio inestable

BNº 18 – Musgo y hielo: transparencias

BNº 19 – El charco, el lodo y las hojas

BNº 20 – Serenidad

BNº 21 – Una fuente, nada más.

BNº 22 – Todo pasa y nada queda

BNº 23 – Un simple rincón

BNº 24 – El tormento y el éxtasis, alegoría, ¿alegoría de que?, ah, no se.

BNº 25 – Gracia y donaire en la nieve

BNº 26 – El hombre de nieve

BNº 27 – Elegancia natural

BNº 28 – El huesped efímero

Y se acabó.

Tengo muchas más, pero yo creo que ya vale, ¿no? Menuda paliza. No hay que abusar.

Pitarroi (Petirrojo) el pajarito más característico de la zona. Es precioso.

Moraleja:

No miréis la calidad técnica o artística, no la hay, son mías. Lo que si espero, confío y deseo es que saquéis como conclusión de toda esta paliza mi amor (nuestro amor) por mis queridas montañas y la sensación de paz y bienestar que nos rodea cuando paseamos por ellas. Todo lo demás es accesorio. Es por eso que quería compartirlo con todos vosotros, no las imágenes, que son mediocres, sino algo mucho más dificil: la inmensa felicidad que he sentido tomando todas y cada una de ellas. Lo siento, pero no se expresarme mejor.

Mucha salud para todos y gracias por estar ahí incluso en estas terroríficas palizas que os doy sin que tengáis ninguna culpa de ello.

Adolfo 22-11-2021 Benasque (Huesca)

  • Nota tonta: como pongo títulos tan «peculiares», por si se os ocurre comentar algo (espero que no) las he numerado todas en plan correlativo.
  • Nota más tonta aún: con este despliegue de imágenes he reventado la capacidad de almacenamiento de mi Blog y voy a tener que estar callado un año entero para compensarlo. Creo que saldréis ganando.
  • Nota innecesaria porque ya lo sabéis: en varios lugares del texto he puesto que mis fotos son mediocres. No es que quiera fustigarme continuamente y además se que no es verdad. No es verdad si las comparamos con la del común de los mortales, pero si lo es comparado con las que hacéis seguro los 713 miembros de esta femtoPeña, personas sin duda muy especiales. Es ante vosotros ante los que reconozco mis limitaciones y supero la vergüenza de enseñaros alguna. Es por eso que insisto en que lo que yo quiero compartir de verdad es la inmensa felicidad que he sentido tomando todas y cada una de ellas. No os podéis imaginar lo feliz que soy yo en medio de un prado montando la parafernalia para intentar una toma con el rumor de fondo de algún arroyo cercano. Si el cielo existe debe ser algo así, estoy seguro.

Corolario:

Esto es Benasque, un pueblo no muy grande (unos 2.500 censados contando Cerler y Anciles) que tiene el poder de conseguir que yo sea feliz, cosa bastante difícil, por cierto. ¿Cómo lo consigue?, no lo se, pero lo hace y le estoy absolutamente agradecido por ello.

Esta es la foto más típica que se puede tomar desde el Mirador de Cerler, un balcón al Valle a mitad de la carretera de Benasque a Cerler. Desde ahí se ve la ventana de mi diminuto apartamento: 45m2 donde se vivimos de verdadera maravilla. Si, estamos enamorados de este Valle.

Benasque (Benas) desde el Mirador de Cerler – bienestar con densidad de agujero negro.

Despedida.

Desde lo más hondo de mi alma.

adolfo

23 comentarios

  1. Muchas gracias Afolfo por compartir el reportaje, se nota que está hecho con mucho cariño. Es un entorno muy bonito, que espero algún día visitar. Un saludo.

  2. La primera vez que me atreví a escribir en tu blog te traté de usted, por respeto y porque el motivo era tu anuncio de retirada y quería hacerte llegar mi disconformidad expresándome con la corrección de un desconocido. Hoy, después de leerte, te apeo el tratamiento y con el mismo respeto te digo que me pareces un amigo que vive lejos pero al que aprecio mucho.
    Gracias Adolfo, un cariñoso saludo desde Sevilla para tu esposa y para ti.

    • Hola , Alfredo, ¿has ido últimamente a la dehesa de abajo?.
      Me gustaría saber a ciencia cierta cómo está de agua y avifauna con esta interminable sequía, pero no me fio ni un pelo de lo que me dice telefónicamente la camarilla a la que concedió el ‘ayuntaero’ de la puebla la gestión del centro de visitantes porque mienten más que hablan; no saben qué hacer para atraer a la gente que se le ha ido esfumando poco a poco con el tema del mosquito febril.
      Un saludo.

  3. Me sumo al agradecimiento por compartirnos tu trabajo. Magníficas fotos muchas de ellas. No es fácil hacer de “curador” de tu propio trabajo…
    Muchas de ellas no se han cargado en mi móvil. Luego entraré desde el ordenador a ver si es problema del dispositivo.
    Un abrazo.

  4. Aupa Adolfo!
    Muchas gracias por compartir las fotos y ese grandísimo cariño que destilas hacia la fotografía, la naturaleza y Benasque. Es un placer seguirte.
    Nota: Muchas fotos no se me han cargado en el ordenador, ni en el feed desde el que te leo ni directamente en el blog. No se que podrá ser.
    Un abrazo y buena vida.

  5. Ostras, pues no se que podrá ser. Yo las veo bien y todas en el ordenata y también en un iPhone, ambos conectados por Wi-Fi a un router de FO.

  6. Felicidades por tus fotos, me gustan especialmente algunos paisajes de las montañas, en color y en B/N.
    Podrias hablar con el Ayuntamiento y hacer una exposición.

  7. Muy buenas fotos, querido Adolfo.
    Por poner algunas, resaltaría las 33, 59, 62 y 72.
    ¡Sigue compartiendo tu trabajo! Gracias.

    • Buenos días Adolfo.
      Hoy me has alegrado la mañana.
      Felicitarte por las fotos compartidas, que creo que reflejan perfectamente lo bien que tu mujer y tú os sentís en Benasque.
      Un cordial saludo desde Tenerife y buen fin de año.

  8. Un saludo Adolfo. Me alegro muchísimo de tu escapada a la naturaleza, más que por los fotones que has conseguido, dignos de póster muchos de ellos, por la paz y alegría que la excusa de la fotografía te ha traído.
    Hay que atesorar los buenos momentos.

  9. Buenos días Adolfo,
    Muy buenas fotos y espectacular el sitio. Para nada ha sido aburrido verlas.
    Gracias por compartirlas.

  10. En mi modesta opinión, hay imágenes que no son buenas sino buenísimas.
    Como apunta por ahí el contertulio ZAS, yo también te animo a que parlamentes con el ‘ayuntaero’ o con quien sea para montar una exposición con lo mejor que tienes de varias campañas en tus queridas montañas.
    Esto, esto, esto……, es lo que debemos hacer -pulsar el botoncito- y no tanta tecnología ni leche.
    Un saludo, Adolfo y resignada Esposa, y a seguir disfrutando..

  11. Hola Adolfo,
    Me has puesto contento al ver como te han ido las vacaciones montañeras. No me extraña que haya gente que si puede se marche para casi siempre por esos lares.
    Saludos

  12. Hola Adolfo.
    Me gustan tanto las fotos como la forma que tienes de contarlas. Tienes fotos mejores y peores, eso siempre es subjetivo. Pero tal y como las cuentas… Has sabido transmitir mucho con tus textos. Un abrazo.

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