
Madre del Amor Hermoso.
Desde la tranquilidad que da la distancia que me proporciona mi condición de pensionista mileurista y la inquebrantable posición de mi vecino de arriba para arreglar esa situación doy cuenta de este ensayo poético de Thom Hogan donde nos intenta trasladar que los movimientos que realizan los fabricantes en el gran tablero de ajedrez del mundo parecen responder más que a un sesudo, concienzudo y rigurosos análisis, a un caótico baile gobernado por una inteligencia artificial a la que se le han fundido unas cuantos Teras de RAM.
No, no, yo no lo he leído, y ya os he explicado la razón: agua que no has de beber, déjala correr.