“ñam-ñam” galería: Iker morán debe estar a acecho.

Bacalao al Pil-Pil: nada puede superar esto.

From harvest to celebration: World Food Photography Awards winners announced

The winners of the World Food Photography Awards sponsored by Bimi have been announced, showcasing unique takes on food photography across the world.

De la cosecha a la celebración: se anuncian los ganadores de los World Food Photography Awards

Se han anunciado los ganadores de los premios World Food Photography Awards patrocinados por Bimi, que muestran versiones únicas de la fotografía de alimentos en todo el mundo.

– logo –

– el milagro redondo –

Nota del editor:

En tiempos pasados yo lo intenté hacer muchas veces y jamás me salió.

Hace ya muchos años mis padres, ya jubilados, pasaban el verano en un pequeño apartamento casero en Torredembarra (Tarragona). Era una pequeña finca de tres plantas al borde mismo de la arena y era regentada por un par de hermanas ya mayores a las que sus inquilinos más que clientes les hacían compañía. El precio era casi simbólico y por eso podían permitirse estar allí desde junio a septiembre. Allí pasaron quizás 20 años.

Había 4 apartamentos. Uno lo ocupaban mis padres y los otros familias conocidas de las hermanas que venían cada verano y pasaban allí periodos más cortos. El ambiente era totalmente familiar y muy agradable. Se hacían “sardinadas” en una terraza en el ático, y un buen número de comidas y merendolas en todos los apartamentos o en la mismísima playa.

Una de las familias que venían casi siempre eran de Bilbao y fueron ellos los que por fin me enseñaron a hacer el pil-pil. Un verano al venir trajeron bacalao del propio Bilbao y dos cazuelas de barro bien grandes. La mujer hizo una y yo hice la otra, las dos a la vez y una al lado de la otra. Las temperaturas y el meneíto son la base de un buen pil-pil y puedo asegurar que si no lo has visto hacer en persona es muy difícil que te salga. Desde aquel momento quedé investido como cocinero mayor de la familia con la especialidad de Bacalao al Pil-Pil.

Unos años después en el programa de Karlos Arguiñano asistí atónito al milagro del colador grande. Ese milagroso artilugio evita el tedioso y cansado “baile” de la cacerola  y hace que ligar la salsa sea infinitamente más fácil.

Cuando estuvimos por Euskadi hace unos años con motivo del 40 aniversario de nuestra boda fuimos a comer al hotel Arguiñano de Zarautz, conocí al hijo que regenta el restaurante y le pedí un colador grande para hacerme una foto con él al lado de la estatua de Karlos en la puerta de la cocina del restaurante donde tiene un pequeño jardín con hierbas aromáticas y naturalmente perejil. Le hizo mucha gracia.

Este pasado otoño, que fuimos a conocer Navarra con motivo de nuestro 45 aniversario de boda, también nos acercamos a Zarautz volvimos a comer en el “jatetxea” de Karlos, y esta vez me atreví a pedir una sopa de pescado y un un pil-pil. Ambas estaban de muerte acompañado con dos tipos de pan del obrador de su hijo Joseba, también en Zarautz.

Si llegamos al 50 aniversario prometo que volveremos por allí. Son gente encantadora, la calidad es excepcional, y los precios no son ni mucho menos escandalosos.

Bonus Track:

¿Como pueden soportar los franceses que los colores de su bandera sean los mismos que los de la de EEUU?