Pues sí señor, ya son 15 años, una cifra redonda. Si en diciembre del 2010 me hubieran dicho que 15 años después seguiría dando el coñazo por aquí seguramente no me lo hubiera creído.

15 años supone una buena singladura. Han sido unos 40.000 artículos. Ha sido un trabajo impensable que ni siquiera podéis imaginar. Ha sido la comprensión de mi mujer a quien le he robado infinitas horas de atención. Pero también me ha entretenido y me ha divertido pues lo mío no es ver la tele, ni dar de comer a las palomas, ni vigilar las obras del barrio.

Este fue el primer artículo que salió publicado en el Blog. Mirad la fecha.

Reflexiones sobre el formato medio y la calidad de la imagen final

¿Seguirá Fotochismes? No lo se, yo no lo se, Dios si, pero como no nos hablamos no me ha dicho nada.

Este año no voy a hablar demasiado del Blog porque hay dos circunstancias que han condicionado la vida de mi mujer y la mía de modo mucho más significativo. Ambas las conocéis.

Circunstancia 1:

En julio del 2024 él reumatólogo de mi mujer se equivocó. Le suspendió un medicamento que estaba tomando para la osteoporosis sin darle ningún complemento sustitutorio. Catastrófico error. Ello le produjo un “efecto rebote” que acabó en una crisis en diciembre del 2024 con los huesos como cristal, unos dolores atroces, morfina a chorro, tres vertebras y media fracturadas y una operación de urgencia cuatro días después de tener los TAC’s y las Resonancias. El 2024 no tuvimos Navidad. Desde enero del 2025, y con otro reumatólogo, está tomando una medicación que en dos años, si, dos años y si todo va bien, le hará recuperar una densidad ósea aceptable para su edad y sexo.

Ya llevamos 11 meses de tratamiento, aún va con un corsé ortopédico que solo se quita en casa, y está mucho mejor. Los análisis de control indican que está creando hueso, pero que aún falta mucho. Como digo está mucho mejor que al principio, pero yo creo que ya se ve, que ya vemos, que al final no va a quedar como antes de que todo empezara. Llevamos casi un año sin coger el metro ni mucho menos el autobús. Muy pocas salidas en coche y siempre a médicos. Cuando salimos a pasear andando se cansa mucho y el dolor de espalda siempre está presente en mayor o menor grado. Nos conocemos el barrio milímetro a milímetro. Más allá barcelona podría haber desaparecido y no nos habríamos enterado.

Hace unos días tuvimos un control médico y según los números todo va bien, pero aún falta un año. De todas formas el nuevo médico, ahora que ya pasó la crisis, se sinceró un poco más: mi mujer nunca más podrá coger peso, no más de uno o dos kilos. Nunca podrá coger en brazos a su nieto. No puede estar de pié sin moverse, ni en una cola en el mercado, ni lavando platos en casa, por ejemplo. No podrá hacer la cama, ni ponerse los zapatos, no podrá cortarse las uñas de los pies y muchas otras cosas con las que no os quiero aburrir. Ni ahora, ni dentro de un año, ni nunca.

El médico nuevo me recordó lo que me dijo la primera vez que nos vimos en enero del 2025. Solo iba yo, mi mujer estaba en casa porque no se podía mover. Me acuerdo perfectamente de lo que me dijo, lo que me sorprende es que se acordara él. Me dijo: ¿quiere que le diga la verdad?, por una negligencia imperdonable su anterior reumatólogo les ha arruinado la vida a los dos. Joder, que razón tenía.

Nos animó a poner una denuncia pero cuando les pedí al equipo antiguo el historial clínico vi que lo habían cambiado (se notaba perfectamente en la redacción) poniendo justo lo contrario de lo que le dijeron a mi mujer haciéndola pasar por imbécil. Ya no había posibilidad de demanda, habían borrado las pruebas. Son unos granujas.

Imagino que aún tendremos nuestro pequeño apartamento en nuestras queridas montañas, pero hace más de un año que no vamos por allí y el médico no nos dejará ir hasta primavera por lo menos, y eso según vayan las cosas.

A mí me prejubilaron a lo bestia en el 2006 y por circunstancias de la vida desde entonces nos pasamos todo el tiempo cuidando de nuestros cuatro mayores que iban escalonados en edad y achaques. Así estuvimos hasta enero del 2024 en que murió mi suegro, el último de los cuatro. Eso no quiere decir que no subiéramos al Valle de Benasque, pero subíamos temporadas más cortas de lo que nos hubiera gustado y siempre con la mirada puesta en Barcelona y en lo que dejábamos atrás. Cada vez que sonaba el teléfono era un “ay, a ver que habrá pasado”. En bastantes ocasiones tuvimos que volver a escape por problemas de alguno de los cuatro.

A principios del 2024 nos “vimos libres” y ese año pasamos una larga primavera en Benasque que yo creo que fue la más feliz de nuestra vida, y probablemente la única y última. Estuvimos dos meses y medio (mayo, junio y medio julio), sin preocupaciones, sin mirar atrás, y sin saltar de puro susto cada vez que sonaba el teléfono.

En julio de ese mismo año fue cuando el médico se equivocó, en otoño la cosa empezó a torcerse, y en diciembre estallo la crisis que nos ha traído a donde estamos ahora.

Yo tenía, ambos teníamos, la ilusión de repetir la experiencia de primavera en otras épocas, en particular en los otoños, y aprovechar así los pocos años buenos que aún nos queden, que no son muchos.

No será así, no podrá ser así, y cuando a mi mujer le den de alta el nuevo reumatólogo nos ha dicho que ir a Benasque, vale, pero para pasear por el pueblo e ir a comprar. Las montañas será mejor que las miremos en postales. Caminar pon senderos de montaña será para siempre una proeza ya fuera de nuestro alcance. Aún no se puede poner los calcetines ni los zapatos, y algunas cosas de aseo (ya me entendéis) se las tengo que hacer yo. La edad, que solo corre hacia adelante, tampoco ayuda.

Circunstancia 2:

Mi hija, que ya iba por los 40 años, no parecía que tuviera muchas ganas de darnos un nieto. Nunca hablamos de ello y las pocas veces que lo hicimos nosotros les dijimos a los dos que eso era cosa suya y que nosotros no nos íbamos a meter ni en un sentido ni en el otro. Mi hija tiene ahora 41 años y su marido 44. Cuando publico esto nuestro nieto cumple 6 semanas. No fue fruto de la casualidad. Después de pasarse 40 años para encontrar estabilidad, ambos se sentían seguros y tenían la ilusión de tener un hijo, pasar por esa experiencia que sobre todo a la madre le hacía mucha ilusión. Es un niño, está sano, está fuerte y exige dedicación completa de sus padres las 24 horas del día. Hace 6 semanas que no duermen.

Nosotros somos los abuelos, abuelos primerizos, y como no somos unos desalmados también nos hace mucha ilusión, sobre todo al ver la cansada cara ilusión en los ojos de mi hija cuando tiene al renacuajo encima. Ahora es un saco de hormonas desatadas que la han convertido en una madre sobreprotectora y preocupadísima por su retoño.

El asunto está bien, está muy bien, pero yo creo que nos pilla a todos un pelín mayores (41, 44, 71 y 71). Por ahora todo va bien, pero el permiso de paternidad y el de maternidad se acabarán y ambos tendrán que volver al trabajo. ¿Qué pasará entonces? No lo tienen demasiado pensado y dicen que todo se arreglará. Ay Dios mío.

Me temo, ya que no puede ser de otra manera, que nosotros formemos parte del arreglo. Los abuelos, la solución eterna y siempre presente. Yo no estoy para muchos trotes y soy el mejor. Mi mujer no puede ni nunca más podrá levantar pesos. No puede coger al niño ni tampoco perseguir a un renacuajo escurridizo. La otra abuela tiene Parkinson y tiene dos electrodos en el cerebro que controla una IA que lleva en el hombro. A esta no le dejan ni siquiera coger al niño porque no se fian. El otro abuelo murió hace muchos años. Un panorama «excitante», ¿verdad?

¿Os acordáis que os decía que nuestra ilusión era pasar en Benasque temporadas largas sin preocupaciones, sin mirar atrás, y sin miedo al teléfono? Pues eso.

¿Será verdad que la vida es eso que va pasando mientras nosotros hacemos planes?

Vale, no me quejo, hay gente mucho peor, muchísimo peor, y cada cual arrastra su cruz como mejor puede y sabe. Por lo menos nosotros tenemos piso propio y pagado hace mucho. Ellos también y con nuestra ayuda pagan una hipoteca bastante asumible. En su casa entran dos sueldos razonables y el principal problema de este país ya no lo tienen,  por eso tenemos un nieto.

¿Puedo decir que nuestras ilusiones se han desmoronado como un castillo de naipes azotado por un huracán caribeño? No, eso sería exagerado y seguramente injusto y cruel. ¿Puedo decir que sería mentira? No, eso tampoco lo puedo decir. Escoged vostros dentro de la gama de gris el que mejor os parezca. Yo creo que un 64-64-64 sería razonable.

Bueno, ¿y que pasa con el Blog?, ¿qué pasará con el Blog? Pues yo que sé, y lo digo de verdad.

• Lo de que no me veo viendo la tele, ni dando de comer a las palomas, ni vigilando obras es verdad.
• Lo de que el Blog me consume muchísimo tiempo es igualmente verdad.
• Lo de que es muy posible que tengamos que asumir nuevas tareas también es verdad, seguro.
• Lo de que pasear por las montañas ha pasado a ser una utopía es igualmente cierto.
• Lo de que el calendario nos lo marcan otros es una evidencia.

En estas condiciones lo único que me queda es cumplir con la grata obligación que, aunque no lo parezca, es el propósito principal de este artículo anual.

Os deseo a tod@s las mejores Fiestas de Navidad y cambio de año.

Muchísimas gracias por estar ahí, por ser como sois, por comentar algunas cosas y sobre todo por aguantar mis neuras e impertinencias sin montar ningún pollo en los comentarios.

Adolfo
Navidad 2025

PD: no quiero desaprovechar la ocasión para despedirme con un mensaje optimista muy propio de mi ADN.